“EEUU aprueba el Botox como antiarrugas” publicó el 16 de abril del año 2002 El País de España. Un día antes la FDA había aprobado su uso para tratar y mejorar temporalmente las arrugas entre las cejas. Posteriormente, en los años 2013 y 2017, Botox recibió la autorización para ser aplicada en las “patas de gallo” y las arrugas de la frente, siendo la única marca hasta la fecha con dichas credenciales.
“Botox no solo ha cambiado la trayectoria de mi carrera, sino también la forma en que la comunidad médica estética practica y enseña. En cualquier caso, dos décadas es mucho tiempo, sin embargo, en medicina es solo el comienzo, y espero con ansias el próximo gran hito para Botox” señaló la Dra. Jean Carruthers, quien en el año 1987 comenzó, accidentalmente, la historia cosmética del producto mientras trataba una paciente con blefarospasmo.
Una historia que comienza en 1977
Los inicios de la toxina se remontan al año 1977. Extraída a partir del Clostridium botulinum, una bacteria de alta toxicidad que causa el botulismo, se comenzó a pensar en un uso médico debido a su capacidad para generar parálisis muscular. No son pocas las enfermedades que tienen dentro de su sintomatología una hipertonía muscular, es decir, un músculo que trabaja en exceso, generando problemas de gran importancia. Ejemplo de ésto es la parálisis cerebral espástica, la acalasia esofágica, el estrabismo, la hipertonía del esfínter anal y vesical, etc.
Cuando pensamos en Botox pensamos casi únicamente en cirugía plástica, medicina estética y belleza. Pero al comienzo se utilizó para tratar problemas oculares. Fue así como la Dra. Carruthers, oftalmóloga, notó hace casi 40 años que, al mismo tiempo que solucionaba la contracción del párpado, desaparecían las arrugas del entrecejo y la patas de gallo. Como efecto secundario la paciente presentaba un aspecto mucho más joven. Una vez más el azar y la suerte ayudaban a dar un gran paso en la medicina.
Sorprendidos por los resultados Jean Carruthers y su marido Alastair Carruthers (cirujano plástico) iniciaron una investigación de 3 años con 30 pacientes, a los que trataron con esta nueva y promisoria toxina. Los resultados fueron presentados en la reunión anual de la Academia Americana de Dermatología, convirtiéndose en el primer estudio de seguridad sobre la utilización cosmética de la toxina botulínica a nivel mundial.
20 años con Botox
“Probablemente se encuentre dentro de los 5 hitos de la cirugía plástica. Es más, podríamos decir que es el comienzo del boom de la medicina estética no quirúrgica. Cuando pensamos en hitos de la especialidad no podemos olvidar la lipoaspiración, las prótesis mamarias, el ácido hialurónico, el láser (en todas sus versiones) y, probablemente el líder indiscutido de este listado: el Botox”, nos comenta el Dr. Eduardo Oyarse, cirujano plástico.
Lo que comenzó en forma casual, casi como una anécdota, ha generado una industria de miles de millones de dólares. Pero principalmente ha contribuido a que las personas comunes piensen en cómo pueden retrasar el envejecimiento. “Ya no es necesario someterse en forma obligatoria a un lifting quirúrgico. Es cierto que Botox no resuelve todos los problemas del envejecimiento, tales como deshidratación, manchas, pérdida de volumen o ‘descolgamiento’ de la piel, pero es una herramienta valiosa con muy buenos resultados” nos comenta Oyarse.
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En los últimos 20 años muchas cosas han cambiado, pero la inyección que restaura la juventud sigue siendo una estrella indiscutida de los tratamientos estéticos. Las técnicas, dosis y usos se han modificado y ampliado, pero tal como señala la Dra. Carruthers, esta neurotoxina cambió el panorama de la medicina estética y promete seguir liderando el camino.