Un estudio reciente reveló que la energía y la fatiga, tanto mental como física, están relacionadas con la flora intestinal o microbiota, como se le llama actualmente.
Para entender la relación hay que saber a qué se refiere el concepto de flora intestinal. Se le denomina así al conjunto de microorganismos presentes en el intestino, el cual cumple una función protectora, al estar compuesto mayoritariamente por bacterias beneficiosas para nuestro cuerpo, ya que se encargan de digerir mejor los nutrientes que consumimos.
La investigación, realizada por la Universidad Texas A&M, observó que las bacterias tienen un efecto directo en el humor de la persona y que existiría un perfil específico para cada rasgo de personalidad.
Teniendo eso en consideración, las decisiones alimenticias que tome cada individuo van a determinar la comunidad de agentes bacterianos que viven en el intestino y cómo se comportan.
Sentirse fatigado no está determinado solo por la falta de energía
La salud de la microbiota puede verse comprometida por la alteración del equilibrio entre las distintas bacterias en el intestino y desbalances de ellas pueden provocar cambios negativos en el organismo.
Una mala nutrición, o falta de nutrición, puede traer consecuencias como el síndrome de fatiga crónica (SFC).
La fatiga y la energía son estados de ánimo distintos, pero no necesariamente opuestos entre sí. Sentirse fatigado no está determinado solo por la falta de energía, según la evidencia científica más reciente, ya que el descanso y el deporte no mejoran la situación.
En la investigación se descubrió que, para comprender a fondo los rasgos de la fatiga de larga data y las sensaciones de energía, es primordial estudiar a cabalidad el papel que cumple la microbiota y la alimentación en la salud.
La Dra. Sara Mir explica que para saber en qué estado se encuentra la salud de la flora intestinal hay que estar atentos a los síntomas indirectos, como la hinchazón abdominal, diarrea, estitiquez, dolor abdominal inespecífico, acidez o gastritis; además de otros padecimientos como el síndrome de intestino irritable, enfermedades inflamatorias intestinales y el daño hepático por grasas.
“Si un paciente tiene síntomas gastrointestinales serios, es posible tener una idea de su salud intestinal con exámenes de rutina, además de otros más específicos como un coprocultivo y calprotectina en heces u otros”, comenta la especialista oncóloga.
Entonces, según Mir, es relevante seguir una dieta saludable que no dañe la flora intestinal. Para ello es importante incorporar el consumo de hongos shiitake, todo tipo de legumbres, y frutas como arándanos, naranjas, manzanas, piña, palta y aceitunas.
También es recomendado consumir alimentos con probióticos naturales como el pan de masa madre, chucrut, pepinillos y yogur natural sin lactosa.
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Por otra parte, se deben evitar a toda costa aquellos que sean altos en azúcares, conservantes artificiales, procesados y congelados, además de los jugos de fruta y las bebidas azucaradas e isotónicas.