Esta pregunta es hoy una de las causas más frecuentes de consulta médica en varias especialidades (no solo en dermatología) y se debe a que, luego de haber sufrido un contagio por COVID, digamos dos o tres meses después de superada la infección, la persona experimenta una caída masiva de mechones de pelo.
Ésto no ocurre sólo posterior al covid; cualquier tipo de estrés es suficiente para que el pelo comience su caída. En el caso específico del covid hay 2 factores que actúan como agentes estresores: el contagio propiamente tal, que como cualquier infección pone en alerta al sistema inmune y a todos los mecanismos que nos permiten defendernos de una bacteria o un virus. Pero además de eso, hay un estrés sicológico importante, ya que todos sabemos lo grave que puede ser.
Independiente de la causa, esta caída del pelo se conoce como efluvio telógeno agudo, ya sea por una infección, una enfermedad o por situaciones de la vida diaria con mucha tensión.
Lo más importante es conservar la calma porque ésto tiene solución
La historia del pelo, de manera natural y sana, consta de tres fases: la anágena, en la que el pelo nace y crece. Después viene la catágena, en la que deja de crecer. Y finalmente la telógena, en la que cae de manera natural, sin generar miedo en la persona.
Este ciclo del pelo, que incluye nacimiento, crecimiento y caída, sucede de forma habitual y nunca genera preocupación en la persona, principalmente porque no se caen todos los cabellos de una zona al mismo tiempo (no afecta una zona específica), ni hay un aumento en su cantidad de caída (lo que se evidencia habitualmente en la almohada).
Cuando se genera estrés, ya sea psicológico o físico, sí existe una alteración de las fases del pelo y muchos folículos sincronizan su caída. El resultado es la pérdida en forma exagerada.
Qué podemos hacer?
Lo más importante es conservar la calma porque ésto tiene solución.
En muchos casos el efluvio telógeno agudo es un proceso autorresolutivo, es decir, se detiene por si solo sin que tengas que hacer mayor cosa y, por lo tanto, no te llevará a la calvicie permanente.
Ya con esa información puedes estar más tranquil@ y disminuir la ansiedad sobre el tema. Sabiendo eso es recomendable solo esperar, ya que la caída del pelo se irá frenando en forma progresiva, más aún si logras controlar la situación de tensión o la enfermedad.
Cuando eso suceda el folículo volverá a la fase de crecimiento, lo que sucederá lentamente a partir del tercer o cuarto mes.
Igualmente es recomendable utilizar shampoo para piel atópica y así ayudar a controlar la inflamación que pudiese existir en la zona.
En los casos en que este proceso se alarga existen varias herramientas para tratarlo. Lo primero será recurrir a la suplementación vitamínica, ya sea a tomar vía oral (sistémica) o de aplicación directa sobre el cuero cabelludo (nutricosmética local).
Otras opciones, más sofisticadas, son el uso de plasma rico en plaquetas o derivados de minoxidil. Este último requiere evaluación por un especialista, ya que tiene posibles efectos secundarios cardiovasculares como hipotension, taquicardia, etc.
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Por lo tanto, si este tema te preocupa o llevas varios meses con caída del cabello, es recomendable consultar con un especialista, suplementar lo que haga falta y buscar apoyo psicológico para el manejo del estrés. Con ello lograremos, en la gran mayoría de las veces, recuperar nuestro pelo, que es sin duda un signo de salud y bienestar.
