“Bichectomía, una de las cirugías estéticas que más crece” titulaba hace unos días un famoso diario español. Y es cierto, cada vez se promociona más esta solución cuando tenemos una cara muy redonda, ya que el look de pómulos prominentes y mejillas bajas delgadas ha ido en aumento, sobretodo por el efecto de las redes sociales.
“Es una cirugía corta, no más de 20 o 30 minutos por lado, como máximo. El ser ambulatoria y con anestesia local, generando el efecto de una solución rápida para un problema de largo tiempo, creo que ha sido uno de los factores que más ha influido en su popularización” nos comenta el Dr. Eduardo Oyarse, cirujano plástico de Clínica Alemana y del centro de medicina estética The Spa.
Bolas de Bichat, largamente olvidadas
Hace casi 300 años atrás Heister las describió en sus estudios anatómicos, pero fue a comienzos del siglo XIX (1802) cuando el francés Xabier Bichat demostró que se trataba de bolas de grasa que solo ayudaban a dar forma a la cara y no eran parte del sistema de glándulas salivales como se creía anteriormente.
Su tamaño no es superior a los 10 gramos (habitualmente entre 5 y 7 gramos), se ubican entre el músculo masetero (que nos ayuda a masticar) y el buccinador, que da forma al rostro y nos ayuda cuando queremos silbar o succionar.
Tuvieron que pasar más de 200 años desde su descripción para que se pusieran súbitamente de moda. El motivo? La popularización del perfil con ángulos más marcados, sobretodo en Hollywood. Se cree que las actrices recurren a esta técnica para lograr el aspecto soñado, cosa que no ha sido confirmada. Tampoco hay forma de saber a través de una fotografía cuánto hay de resultado y cuánto es maquillaje sumado al photoshop o los filtros. Finalmente no hay una estadística respecto a cuantas bichectomías se realizan al año, principalmente porque es realizada por una serie de profesionales, entre los que destacan odontólogos, cirujanos plásticos y médicos estéticos.
Tan pequeñas y tan famosas
“Creo que más que una gran utilidad en dar forma al rostro, su popularidad se debe solamente a un efecto mediático, ya que en muchos casos no hay mayor cambio facial” nos comenta el Dr. Oyarse. “Conocidos son los riesgos inmediatos de la cirugía, como los hematomas, la lesión del nervio facial o la sección del conducto parotídeo, pero el principal problema, en mi opinión, es la pérdida de soporte del tercio medio”.
Cómo así?
«Imaginemos la cara como un edificio. Existe una planta baja que correspondería al tercio inferior. Luego vienen los pisos intermedios, en este caso la zona alta de las mejillas y los párpados inferiores. Y el piso superior o penthouse, que en el caso de la cara sería desde el párpado superior hasta la línea de inserción del pelo.
Si retiramos el apoyo que tiene el tercio medio, éste y todo lo que está arriba pierde soporte y por lo tanto cae. A largo plazo el párpado inferior se verá más caído, la mejilla con menos grasa (más por descenso que por falta de ésta) y la cara pudiera sufrir un envejecimiento precoz.»
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Indica o realiza esta cirugía?
“La verdad es que no la recomiendo. Los resultados, si no son satisfactorios, no tienen vuelta atrás. Pero, principalmente debido a la pérdida del soporte que te comentaba, creo que es ‘pan para hoy y hambre para mañana‘.
Si queremos realizar cambios, hoy estamos en el boom de los rellenos, pero ya no solo para rellenar, sino que para dar forma y embellecer. Como son de mediana duración (alrededor de 1 año), si el resultado no es lo que uno esperaba o soñaba, volverás a tu aspecto inicial.
Por lo tanto podríamos reemplazar esta cirugía por una baja de peso, en caso de tener una cara muy redonda y no estar en el peso ideal, además de complementar con ácido hialurónico en el ángulo de la mandibula, el reborde mandibular y el hueso cigomático (pómulo), intentando dar un aspecto más angulado. No olvides que 5 gramos de grasa (Bolas de Bichat) no es más que una cuchara de té, por lo que muchas veces las expectativas superan con creces a la realidad.”
