El té verde (Camellia sinensis) es una de las bebidas más antiguas del mundo. Cuenta la leyenda china que fue descubierto accidentalmente por un emperador hace 4.000 años. Desde entonces, el té verde ha permanecido como bebida de preferencia en los países asiáticos (China, Japón e India), donde además de convertirse en un ritual social, se ha utilizado en las medicinas tradicionales de oriente como astringente, cardiotónico, estimulante del sistema nervioso central y diurético, entre otros usos.
Actualmente, el té verde es consumido por más de dos tercios de la población mundial, siendo la segunda bebida más consumida después del agua.
Su recolección es a mano, solo las hojas jóvenes, que son ricas en catequinas, las sustancias que le dan las propiedades a este tipo de té. La importancia que se le atribuye respecto a sus propiedades medicinales frente al resto de tés reside en su proceso de preparación.
Para preparar el té verde inmediatamente después de recolectar las hojas, éstas se someten a un proceso de secado rápido, ya sea por acción del vapor (sistema japonés) o por calentamiento (sistema chino), casi sin alterar su composición química.
De ambas formas las hojas del té verde son estabilizadas evitando su oxidación enzimática, por lo que conservan su contenido de sustancias activas (catequinas).
El té verde es la segunda bebida más consumida del mundo después del agua
El efecto del té verde sobre el riesgo de cáncer ha sido objeto de numerosos estudios. En el 2020 se hizo una gran revisión por parte de la Cochrane Collaboration sobre la relación entre el consumo de té verde y el riesgo de desarrollar cáncer. Los datos no fueron concluyentes, pero apuntaban a un «efecto beneficioso con respecto al riesgo de cáncer, y un efecto perjudicial en el hígado si se toman suplementos alimenticios de té verde, ya que tienen una concentración muy elevada de estas catequinas”.
Como bien sabes, todos los excesos son dañinos. En el 2018 la Agencia Europea determinó que el té verde no genera problemas directos de salud, pero altas dosis de catequinas en suplementos dietéticos (más de 800 mg) pueden dañar el hígado.
El consumo de té verde está contraindicado en caso de alergia a la cafeína, en pacientes con alteraciones cardiovasculares graves (insuficiencia cardíaca, insuficiencia coronaria, arritmia), úlcera gastroduodenal, epilepsia, insomnio, embarazo, lactancia y niños menores de 12 años.
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En resumen, el té verde en consumo habitual, 1 o 2 tazas diarias, tiene efectos benéficos, tanto por su acción antioxidante y antiinflamatoria, como por una posible acción de protección en la aparición de algunos cánceres. Lo importante es que el consumo sea moderado y en forma de té (no de suplementos), siempre poniendo atención si eres portador de alguna condición que te contraindique su uso.
Como ves, nada es tan malo ni tan bueno, moderación es la palabra.