El 2025 podría ser un año decisivo para la industria alimentaria. Una demanda presentada en Pensilvania por Bryce Martínez, un joven que desarrolló diabetes tipo 2 y enfermedad del hígado graso no alcohólico a los 16 años, apunta directamente a algunos de los nombres más grandes del sector. Empresas como Kraft Heinz, Kellogg y Mars están acusadas de diseñar alimentos ultraprocesados para maximizar su atractivo, hasta el punto de volverlos adictivos, una estrategia que, según la demanda, ha puesto en riesgo la salud de millones de personas, especialmente niños.
El problema es que estos productos no solo son altamente accesibles, sino que están diseñados para generar dependencia
Dr. EDUARDO OYARSE
Ultraprocesados: un enemigo silencioso en la dieta moderna
Los alimentos ultraprocesados, definidos como productos que contienen pocos o ningún ingrediente natural, han dominado la dieta de los estadounidenses desde los años 80. Según los abogados de Martínez, esto ha contribuido a un aumento explosivo de la obesidad, la diabetes y otras enfermedades crónicas. Hoy, más del 73% de la oferta alimentaria en Estados Unidos está compuesta por estos productos, y el 67% de la dieta de los niños proviene de ellos.
“La historia de los alimentos ultraprocesados es un ejemplo atroz de empresas que priorizan las ganancias sobre la salud pública,” afirma Mike Morgan, uno de los abogados de la firma Morgan & Morgan. “Los ejecutivos han sabido durante décadas que estos productos contribuyen a enfermedades graves, pero han elegido ignorar los riesgos.”
Un enfoque similar al de las tabacaleras
La demanda contra estas empresas recuerda los juicios históricos contra las tabacaleras, que llevaron a cambios drásticos en la regulación y la percepción del consumo de cigarrillos. Los documentos internos citados en la denuncia sugieren que estas compañías han llevado a cabo investigaciones estratégicas para manipular la biología y la neurología humanas, creando productos que no solo son irresistibles, sino también perjudiciales a largo plazo.
“Enfermedades como la diabetes tipo 2 y la enfermedad del hígado graso eran prácticamente desconocidas en niños hace 40 años, y hoy afectan a millones,” señala Martínez en la demanda. Este cambio, argumenta, no es casualidad, sino el resultado de decisiones empresariales conscientes.
La infancia: el blanco más vulnerable
Quizás el aspecto más alarmante de la denuncia es cómo estas estrategias se enfocan en los niños. Desde publicidades diseñadas para atraer a los más pequeños hasta la colocación estratégica de productos en supermercados, los ultraprocesados han invadido la vida de las familias, en ocasiones disfrazados de opciones saludables.
“El problema es que estos productos no solo son altamente accesibles, sino que están diseñados para generar dependencia,” comenta el Dr. Eduardo Oyarse, especialista en medicina antienvejecimiento. “La combinación de azúcares, grasas y aditivos estimula la liberación de dopamina en el cerebro, creando una respuesta similar a la adicción.”
El impacto en la salud: más allá del peso
La demanda también destaca los efectos menos conocidos de los ultraprocesados, que van desde problemas de salud mental hasta condiciones crónicas como enfermedades cardiovasculares, síndrome del intestino irritable y demencia. Los abogados de Martínez aseguran que estos productos están afectando la calidad de vida de millones de personas, marcando un punto de no retorno en la salud pública.
¿Qué significa esto para el futuro de la alimentación?
Si esta demanda tiene éxito, podría cambiar para siempre la manera en que la industria alimentaria opera, desde la formulación de productos hasta la publicidad dirigida a los niños. Además, podría abrir la puerta a una mayor conciencia sobre los efectos de los ultraprocesados en la salud y fomentar un cambio hacia dietas más naturales y equilibradas.
“El primer paso para protegernos es ser consumidores conscientes,” señala el Dr. Oyarse. “Leer etiquetas, optar por alimentos integrales y reducir el consumo de ultraprocesados no es solo una moda, sino una necesidad para garantizar nuestra salud y la de las próximas generaciones.”
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